Han sido el lugar de encuentro de mucho de nuestros padres, el lugar donde todo un barrio se juntaba para realizar todo tipo de actividades deportivas y además, jugar a las cartas, dados, al bingo popular, donde también se bailaba y todo era en un ambiente muy familar.
Eran la contención de muchos niños y adolescentes, donde muchos aprendieron lo que era cuidar, compartir, ser solidarios, compañeros, el lugar que además de la escuela, los iba formando como personas para la vida.
Como muchas otras instituciones en este país, se fueron perdiendo, abandonando, dejaron de ser negocio para algunos y los políticos de turno y los que lo siguieron apoyaron y permitieron éstos abandonos, dejando que en la actualidad, prácticamente, sean pocos los clubes que tienen una actividad masiva, donde siguen existiendo gracias al esfuerzo de muchos padres y abuelos que fueron manteniendo como pudieron éstos lugares para que sus hijos o nietos pudieran conocer y vivir lo que ellos habían podido disfrutar en su niñez o adolescencia.
Por ejemplo, y como seguramente muchos de los que lean esta nota coincidirán conmigo, el club de barrio de mi infancia hoy es una fábrica. Este club, del cual guardo momentos imborrables se llama (y no digo se llamaba porque porque para mí, siempre seguirá existiendo), Barracas Juniors. Se encontraba, como su nombre lo indica, en el barrio de Barracas, en las calles Azara y Río Cuarto. Mí club tenía dos canchas de fútbol 5, una techada o otra descubierta, un salón amplio donde se practicaban juegos de mesa, y el típico buffet que caracterizaban el lugar.
Como no recordar esos sábados por la tarde donde dos generaciones nos juntábamos e íbamos todos juntos caminando por la calle Azara hasta encontrarnos con nuestro querido club. Éramos siempre los mismos cuatro o cinco equipos que jugábamos a “10 minutos o dos goles”, y donde nos pasábamos hasta la noche jugando a la pelota sin importar el frío o el calor, la lluvia o el sol y donde solo importaba lo que estaba pasando ahí dentro.
Como olvidar el después de los partidos, tomando alguna gaseosa en el buffet, comentando las largas horas de fútbol, viendo jugar a las cartas a quienes habían construido y cuidado con mucho esfuerzo este espacio que tan feliz nos hacía cada sábado.
Como les dije antes, hoy es una FABRICA, porque alguien así lo quiso, porque ningún gobierno dio la ayuda económica que éstos lugares merecen para que puedan seguir existiendo. Seguramente muchos padres y abuelos que lucharon durante años para mantener vivo, éste y otros clubes, no pudieron contra el poder de algún empresario que decidió pasar una máquina y destruir el club, derrumbando sus paredes para transformarlo en su negocio y terminar con el sueño, la pasión y la ilusión de muchos chicos que, hasta el día de hoy, y ya no tan chicos, seguimos extrañando y emocionándonos, cuando vamos por la calle Azara y ya no vemos a nuestro querido BARRACAS JUNIORS.
Tuve la suerte, hace un año aproximadamente, en el barrio de Caseros, de encontrarme con un lugar que me hizo acordar mucho al de mi infancia. A la vuelta de mi casa, en las calles Santa María de Oro y G. Larralde se encuentra el club Fray Luis Beltrán, donde todos los días se juntan muchos chicos a jugar y practicar fútbol.
Decidí, allá por Febrero de 2009 acercarme y averiguar como se podía hacer para que mi hijo Franco jugara allí, fui muy bien recibido y comencé a concurrir a diario, veía las prácticas, charlaba con las personas que se encontraban "trabajando" y así fui haciéndome un lugar en el club. Desde el primer día volví a sentir esa alegría y emoción como cuando era chico e iba a Barracas Juniors. Mi hijo comenzó a entrenar y jugar, así empezó a saber lo que es un club de barrio y hoy lo que más le gusta es estar en el Beltrán con sus amigos.
Tuve la suerte de poder empezar a participar y dar mi granito de arena dirigiendo dos categorías del club (97 y 99) y así transcurrí el 2009 estando en el club y con los chicos, ayudando, conteniendo y tratando de enseñar lo que uno puede saber de fútbol.
Ojalá, pronto, alguien se de cuenta la importancia que tienen éstas instituciones para los chicos y lo mucho que se necesitan para que ellos no estén dando vueltas por las calles, evitando así que tomen el camino equivocado.
A partir de este momento el blog estará dedicado al club del barrio de Caseros, del cual formo parte y disfruto día a día.
Encontrarán el fixture, los resultados, la tabla general y por categoría, además trateré de comentarles cada uno de los partidos que se jueguen sábado a sábado.
Hasta la próxima entrada, y no se olviden, a DEFENDER LOS CLUBES DE BARRIO, que son de los chicos, los de ayer, los de hoy y los que vendrán.
